Recorrimos Lanzarote en bici durante dos días, explorando el norte y el sur de la isla. Desde el Mirador del Río hasta Timanfaya, pasando por Los Hervideros y La Geria, enfrentamos viento, carreteras épicas y buena gastronomía. Una experiencia inolvidable
Tras dos días de rutas ciclistas recorriendo el norte y sur de Lanzarote, nuestro viaje llega a su fin. Nuestro avión sale después de comer, así que decidimos aprovechar la mañana para hacer algo de turismo en coche y visitar algunos de los rincones más emblemáticos de la isla.
Sin prisas y disfrutando del ritmo tranquilo, nos embarcamos en un recorrido por la Cueva de los Verdes, la Casa-Museo de César Manrique y, como no podía faltar, una última comida en un Teleclub, los restaurantes más auténticos de la isla. Una despedida perfecta antes de regresar a casa.
Nuestra primera parada del día es la Cueva de los Verdes, uno de los tubos volcánicos más impresionantes del mundo. Este sistema subterráneo fue formado hace más de 4.000 años por la erupción del Volcán de la Corona y se extiende a lo largo de 6 kilómetros bajo la superficie.
Antiguamente, los habitantes de la isla utilizaban esta cueva como refugio contra los ataques de piratas. Hoy en día, es una de las principales atracciones turísticas de Lanzarote.
El recorrido por la cueva es una experiencia única: avanzamos entre formaciones de lava solidificada, techos bajos y pasadizos estrechos que nos llevan hasta una cavidad impresionante. Aquí nos hacen una demostración del eco en la roca volcánica, un efecto acústico que transforma el sonido de una manera increíble.
Este momento es, sin duda, uno de los más sorprendentes de todo el viaje. La forma en que el sonido se refleja y amplifica en la cueva es algo que hay que vivir en persona.
Tras salir de la cueva, seguimos nuestra ruta hasta la Casa-Museo de César Manrique, el hogar del artista que transformó Lanzarote y protegió su esencia única.
Manrique no solo fue un pintor y escultor, sino el gran impulsor de la identidad visual y arquitectónica de la isla. Su casa es un reflejo de su filosofía: integración total con la naturaleza, con espacios diseñados alrededor de burbujas volcánicas, piscinas excavadas en la roca y habitaciones conectadas con túneles naturales.
Recorremos sus diferentes estancias, cada una con una atmósfera especial, donde el arte, la luz y el paisaje se combinan en perfecta armonía. Es fácil entender por qué Manrique defendía tanto la conservación de la isla y cómo su visión ha dejado una huella imborrable en Lanzarote.
Antes de dirigirnos al aeropuerto, hacemos una última parada en un Teleclub. Estos locales, repartidos por toda la isla, comenzaron como centros sociales donde los vecinos se reunían y con el tiempo se convirtieron en restaurantes donde se sirve comida casera a precios muy asequibles.
En el Teleclub nos despedimos de la gastronomía canaria con platos tradicionales, buena conversación y un ambiente acogedor. Y, por supuesto, no podemos marcharnos sin un último barraquito, el café canario que nos ha acompañado en cada comida del viaje.
Con el estómago lleno y la sensación de haber exprimido Lanzarote al máximo, nos dirigimos al aeropuerto para tomar nuestro vuelo de regreso a casa.
Han sido tres días increíbles, pedaleando entre volcanes, desafiando el viento y descubriendo rincones únicos de la isla. Nos vamos con la sensación de haber vivido una aventura inolvidable… y con ganas de volver algún día.
**Hasta la próxima, Lanzarote. 🚴♂️🔥✈️**
ÚltimoDíaenLanzaroteTurismoenLanzaroteCuevadelosVerdesCasa-MuseodeCésarManriqueComidaCanariaAventuraenLanzaroteRecorridoTurístico
Recorrimos Lanzarote en bici durante dos días, explorando el norte y el sur de la isla. Desde el Mirador del Río hasta Timanfaya, pasando por Los Hervideros y La Geria, enfrentamos viento, carreteras épicas y buena gastronomía. Una experiencia inolvidable
Puerto de Aubisque conseguido