Para el tercer día y pensando en los platos fuertes que nos quedan está planificado un día más suave de subida a dos puertos cercanos a nuestro alojamiento, con recorrido circular y sin coger coche.
El día se levanta como casi todos, con niebla y ligera llovizna, nos vestimos y salimos camino de la Colladona, que se encuentra aproximadamente a unos 15km de nuestro alojamiento.
El puerto discurre bajo un túnel de árboles casi contínuo, lo cual unido a la niebla y la humedad hace que se pierda líquido a mucha velocidad. Es corto pero mantiene un nivel de dureza adecuado para cicloturistas como nosotros, permitiendo incluso los típicos piques y ataques.
Bajando la Colladona se puede enlazar con la Colladiella, otro puerto similar al anterior, con un recorrido sinuoso, entre árboles, pequeños pueblos, un recorrido muy bonito en el que apenas se coincide con un coche o dos.
Para terminar el día nos acercamos a una sidrería típica de Oviedo que nos han recomendado para pegarnos una cena digna de cualquier emperador romano.
Subiendo Sa Talaia con el mar de testigo