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La subida a la Ermita de Santa Ana desde Villanueva de Castellón ofrece un recorrido pintoresco a través de una región conocida por sus naranjales, con un paisajístico entorno arbolado que acompaña en esta experiencia ciclista. A lo largo de este ascenso se pueden disfrutar de diversas panorámicas que incluyen caminos rodeados de árboles en flor, otorgando al itinerario un ambiente bucólico y su escasa presencia de tráfico hace que el trayecto sea más agradable para los aficionados al ciclismo.
El recorrido es desafiante pero a la vez gratificante, comenzando con tramos rectilíneos y llevaderos, ideales para entrar en calor, antes de enfrentar las rampas más exigentes hacia la cima. No es una subida excesivamente dura, pero la parte final añade un toque de emoción, especialmente cuando las pendientes superan el 10%, haciendo necesaria una dosis extra de esfuerzo y técnica.
Acompañando la subida, Omar Chorques, un ciclista que está iniciando su incursión en el mundo del ciclismo con entusiasmo y dedicación, se suma junto a Miguel Ángel Granero para aportar una perspectiva novel al recorrido. Omar, quien proviene del fútbol, comparte su experiencia de cómo la bicicleta le ha proporcionado un nuevo desafío y pasión deportiva, destacando la belleza de disfrutar del paisaje y del reto personal que implica cada ascenso.
Durante el trayecto, los ciclistas gozan de un clima fresco y despejado, propicio para la actividad, lejos del intenso calor estival que caracteriza a la región. Sin embargo, consideran este clima benéfico para pedalear más cómodamente en este entorno natural, mientras disfrutan del olor de la hierbabuena y de otras plantas que enriquecen el recorrido.
El tramo final alterna entre descansillos y rampas más pronunciadas que llevan al culmen de la escalada, pasando por paisajes de olivos que añaden al encanto del lugar. Todo esto culmina en un entorno tranquilo, perfecto para desconectar del bullicio diario y conectar con la naturaleza y el deporte en su forma más pura.
Finalmente, el ascenso llega a su fin, dejando a los ciclistas con una sensación de logro y satisfacción, listos para disfrutar de la recompensa visual que brinda el mirador de la cima. La experiencia completa resulta enriquecedora y se puede revivir más tarde gracias a la grabación en 360 grados que inmortaliza este inspirador viaje a través de la naturaleza valenciana.
Subiendo Sa Talaia con el mar de testigo
La frontera, ese pedazo puerto en Valencia