En la provincia de Valencia, en un rincón que combina la belleza de la naturaleza y la tradición del ciclismo, se encuentra la subida a la Casella, un puerto de montaña que inicia en la localidad de Alcira. Aunque no se trata de uno de los puertos más duros, es un recorrido de 9.5 km que ofrece una experiencia amable para ciclistas de todos los niveles. La carretera comienza de manera amplia y en buen estado, ideal para todos aquellos que desean disfrutar del cicloturismo sin la presión de un desafío extremo.
A lo largo del trazado se adentra en la falda de la montaña, con una ruta rectilínea que permite a los ciclistas relajarse y disfrutar del entorno natural de la Ribera Valenciana. El encanto del lugar es innegable, con cultivos de naranjos y frutales a ambos lados del camino, y un asfalto que, aunque en algunas partes muestra signos de desgaste, resulta transitable y seguro.
En este contexto de naturaleza y deporte, destaca la participación de Begoña Domenech, una apasionada del ciclismo y el triatlón, quien narra con entusiasmo sus comienzos en 2007, vinculados a una carrera de montaña que la llevó a descubrir el mundo del triatlón y, por ende, el amor por la bicicleta. Su historia es inspiradora, pasando de practicar un triatlón sprint a completar un Ironman. Según relata Begoña, aunque sus inicios fueron en carreras a pie, un accidente cambió el rumbo hacia el ciclismo, una actividad menos agresiva para sus lesiones.
A medida que se avanza en el recorrido, Begoña comparte detalles de sus experiencias deportivas, como su admiración por el puerto del Veleta, el más alto de Europa donde se puede ascender en bicicleta de carretera, o sus viajes para competir en triatlones en lugares tan diversos como Londres. Sin embargo, no todo es competición. Ahora, Begoña prefiere disfrutar del cicloturismo sin la presión de un dorsal, vive el deporte de manera más relajada, enfocada en el placer de pedalear y conocer nuevos lugares.
A medida que se aproxima el final de la subida, los ciclistas son recompensados con un paisaje más boscoso a medida que llegan a la Casella, un área que invita a la relajación y al disfrute después del esfuerzo del ascenso. Y qué mejor broche final que disfrutar de un buen almuerzo en los alrededores, algo muy típico y casi obligado en tierras valencianas.
En definitiva, la subida a la Casella no solo es un ejercicio físico, sino también una oportunidad para conectar con la naturaleza y la historia de quienes, como Begoña, encuentran en el ciclismo una forma de vida y superación constante. Con un buen asfalto en la mayor parte del recorrido y pendientes suaves, este puerto se convierte en una experiencia agradable tanto para veteranos como para novatos, dejando siempre una invitación abierta a regresar.
Curva de herradura en el Puerto Teno Alto
¡Objetivo conseguido! Llegando al final del puerto Cabo Girao - Capela Ntra. Sra. de Fátima.