Un día desde dentro en un vuelta ciclista

Todo aficionado ve con ilusión desde su posición de espectador la posibilidad de pasar un día más cerca de los corredores y todo el entorno que rodea una vuelta ciclista.

Nosotros no ibamos a ser menos y es algo que nos hacía mucha ilusión, con lo que gracias a Ángel Casero nos pudimos acreditar en la Vuelta a Valencia.

El día comenzó pronto y fue muy emocionante, el inicio en la salida fue un bullir contínuo de público, ciclistas, mecánicos, medios, etc... que se alargó más tiempo del que podíamos esperar y de hecho visto a posteriori se convierte en la parte más interesante de toda la experiencia.

La fase siguiente consiste en ir en el coche tras el pelotón y coches de equipo. Esta fase desde fuera puede parecer emocionante pero una vez en ello resulta monótona y te sientes encorsetado sin mucha capacidad de movimiento, tal vez el haber ido en una moto podría ser diferente, pero la locura de adelantar al pelotón cada vez se nos antoja de poner los pelos de punta, no apta para todos los públicos.

La fase final de meta resulta ser excesivamente rápida para el aficionado, desde que los corredores llegan hasta que ya no queda nadie pasa muy poco tiempo, es todo muy fugaz y apenas da tiempo a disfrutarlo.

Como conclusión podriamos decir que es una experiencia interesante en la que sin lugar a dudas eliminariamos por completo la fase de conducir tras el grupo y nos centrariamos en la salida, el paso por algún punto importante del pelotón y la meta, poniendo especial énfasis en la salida, puesto que es el momento donde con gran diferencia hay más oportunidad de hablar con corredores, directores, mecánicos, ver el material, disfrutar del ambiente.... desde luego es "el momento".